El restaurante más antiguo del mundo está en Madrid

El restaurante más antiguo del mundo está en Madrid

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Sobrino de Botín es un establecimiento especializado en carne asada, y desde que abrió sus puertas en 1725 ha tenido clientes tan ilustres como Ernest Hemingway o Graham Greene.

En el antiguo horno del local asan diariamente medio centenar de cochinillos, que llegan a la cocina recién sacrificados, tras menos de 3 semanas de vida y con unos cuatro kilos de peso.

El restaurante ni siquiera cerró durante la Guerra Civil española (1936-1939), aunque sí es cierto que la contienda y la terrible posguerra frustraron durante años las ilusiones de expansión de sus propietarios.

La historia de Sobrino de Botín sigue escribiéndose día a día, y muy probablemente seguirá palpitando en la memoria cultural de España y del mundo; ya sea en novelas, en reseñas gastronómicas o, más sencillamente, en el recuerdo de cada cliente satisfecho.

El restaurante más antiguo del mundo, tal como acredita el famoso Libro Guinness de los Récords: es una antigua casa de comidas que funciona de manera ininterrumpida al menos desde 1725, año en que el cocinero francés, Jean Botin, afincado en España junto a su esposa de origen asturiano, la abrió como una posada, con el nombre de Casa Botin.

En ella ofrecía habitaciones para el descanso de los viajeros y una cocina en la que preparaba únicamente las viandas que estos trajeran consigo, ya que una ley de la época prohibía la venta de comidas en los establecimientos de hospedaje.

Tras su fallecimiento, el establecimiento fue heredado por Cándido Remis, un sobrino de la esposa de Botin, y así quedó reflejado en el nombre que el restaurante conserva actualmente.

Ya en los años 60 del siglo XIX, el negocio evolucionaría hacia su forma actual: en 1860 dejaría de ofrecer alojamiento y en 1868 se incorporaría, en una importante reforma, el horno de leña que aún funciona.

El restaurante sería adquirido en la década de 1920 por la familia González, concretamente por el matrimonio de Amparo Martín y Emilio Gonzalez, cuyos descendientes son hoy los propietarios. Desde entonces, tal como explican sus dueños, las alteraciones han sido mínimas. Conservar el encantador ambiente de fonda española que ofrece este lugar ha sido siempre una de las prioridades de la familia.

El restaurante ofrece cinco salones distribuidos en cuatro plantas, en los que es posible dejarse transportar al pasado a través de su peculiar arquitectura y de los elementos tradicionales y a menudo rústicos que componen su decoración.

Con información de RT

https://actualidad.rt.com/actualidad/322143-restaurante-antiguo-mundo-300-anos-madrid